Imaginando un futuro digital para la música en la calle

La entrada de hoy de nuestro blog va a ser un poco distinta de lo habitual. Esta vez vamos a realizar un pequeño experimento: vamos a plantear el futuro digital en la música, y considerar que aspecto tendría una solución IoT que diese servicio a dicho ámbito. La idea es empezar a ver, si bien superficialmente, la clase de consideraciones que han de tomarse a la hora de diseñar un sistema de este tipo, y el proceso por el cual se estructura lo que empieza siendo una idea sencilla.

Lo primero, por supuesto, es localizar el sector que podría beneficiarse de la solución que queremos desarrollar. Dicho de otra forma, ¿Para quién estamos diseñando esto? La idea original puede provenir de cualquier parte: en nuestro caso, nos fijaremos en nuestro entorno inmediato. El centro FIWARE Space se encuentra en la localidad de Badajoz, donde la música callejera, y su continuidad en la propia ciudad, es un tema de actualidad . Así, podemos comenzar nuestro diseño con el siguiente planteamiento: ¿Cómo sería una solución IoT capaz de ayudar en el desarrollo de actuaciones en la calle?

futuro digital para la música

Antes de empezar, hay que mencionar que, aunque existen muchos más factores que tener en cuenta a la hora de desarrollar una solución (sea o no IoT), para este experimento vamos a centrar nuestra atención en dos facetas concretas, importantes de todo sistema de este tipo: el dispositivo y la plataforma. Esencialmente, el dispositivo es la parte física, donde recogemos sensores, elementos de conexión, actuadores… es el nodo a través del que quedan conectados el mundo físico y el digital.

La plataforma, por otra parte, podemos entenderla como el componente, puramente digital, que da servicio a todo el sistema. Un ejemplo típico sería el de las pulseras inteligentes usadas para medir el rendimiento físico del usuario: la pulsera en sí es la que aglutina los sensores y algún sistema de visualización, pero suelen estar conectadas a una plataforma accesible a través de un terminal móvil. Es esta plataforma la que se encarga del seguimiento del ejercicio, gestionar alarmas, hábitos, mejores marcas, etc. De la misma forma, para nuestra solución para una música en la calle digital, seguramente convendrá que tengamos en cuenta aquellas funciones que vayan a depender específicamente del dispositivo, y cómo serán esta y otras gestionadas desde una plataforma software.

 

Pero, ¿Qué funciones específicamente queremos que tenga? Examinemos la actividad de quien toca en la calle: realizar una actuación, normalmente de forma estática, pero en lugares improvisados o al menos variables. Lo más habitual es además que cualquier transeúnte pueda darle algo de dinero: una suerte de pago por el espectáculo. En esto último es donde podemos encontrar la primera aplicación de lo digital al mundo de la música callejera: ya sea buscando evitar el contacto directo (algo de vital importancia en los tiempos del COVID), o por adaptarse a un mundo cada vez menos dependiente del mundo físico, puede resultar interesante para toda suerte de artistas de la calle proporcionar a su público una opción de pago digital. No faltan posibilidades: muchos bancos ofrecen la opción de pagar con el móvil, y abundan las plataformas de pago online que podrían ser usadas con ese fin. Nuestra plataforma podría servir como facilitador para esto, mientras que el dispositivo podría incluir métodos de pago por NFC, o quizá simplemente un código QR que enlazase con el sistema de pago adecuado. Cabe destacar que, en efecto, no sería ninguna novedad: ya hay artistas que ofrecen esta posibilidad.

 

Pero volvamos a lo que realmente importa en la música callejera, que es por supuesto eso, la música. Aquí, la forma más obvia de integrar el mundo digital con esta actividad es mediante la grabación o, manteniendo el espíritu espontáneo de los espectáculos urbanos, la transmisión en directo mediante plataformas de streaming. Así, nuestro dispositivo podría proporcionar la capacidad de captación de audio necesaria para ello. Dicho de otra forma, incorporaríamos un micrófono, con unas características que permitan mantener la calidad de sonido al mismo tiempo que se elimina el ruido de fondo (una necesidad en espacios con un tránsito continuo). Es importante recordar que este tipo de dispositivos ya existe, aunque más orientados a la grabación que a la retransmisión. Por su parte, podríamos integrar este servicio de retransmisión a la plataforma: además, si añadimos un sensor de localización al dispositivo, podemos hacer que el público digital pueda saber en qué punto está teniendo lugar la actuación (en este sentido sería también crítica la conexión con redes sociales, dando aún más difusión a las actuaciones). Finalmente, en caso de que interese echar un vistazo de última hora a alguna canción, podría ser útil incorporar los servicios de alguno de los muchos portales abiertos de acordes. Algunos de estos ofrecen APIs que permitirían integrar esta funcionalidad en nuestro dispositivo con relativa facilidad.

En definitiva, vemos que, a nivel de dispositivo, necesitaríamos que contase con los siguientes elementos:

– Micrófono

– Pantalla, para la interfaz de búsqueda y visualización de acordes

– GPS

– Conectividad a Internet, con calidad suficiente para retransmitir actuaciones

– Opcionalmente, conectividad NFC.

 

Llegados a este punto, seguramente ya podamos imaginar qué aspecto puede tener nuestro dispositivo:

 

En efecto, todos esos elementos los encontramos en ese aparato que siempre llevamos encima. Esto bien puede servir para aprender esa lección fundamental del diseño: a veces, simplemente, no hace falta reinventar la rueda, y la solución que buscamos ya existe. En nuestro caso bastaría una aplicación móvil, funcionando esencialmente como una interfaz con la plataforma, que pasaría a ser el elemento principal de nuestra solución. Esta plataforma, por tanto, debería integrar todos las funciones que hemos mencionado: localización, conectar público y artista, retransmisión en directo… la forma específica en que se haga esto puede variar, por supuesto: podría plantearse como una red social orientada específicamente a la música callejera, o como una herramienta mucho más especializada. Estas decisiones dependerán de cuál sea la experiencia final que queremos proporcionar al consumidor.

Como podéis ver, hay multitud de factores que tener en cuenta a la hora de plantear una solución de cualquier tipo, y a menudo una idea trae detrás muchas otras. Es importante saber estructurarlas, y saber qué tecnologías y herramientas tenemos a nuestra disposición como desarrolladores. Aprendiendo a aplicar este conocimiento, podemos innovar en campos tan aparentemente ajenos a la digitalización como el de la música callejera, actividades tradicionales que siempre merece la pena cuidar.

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