Espacios de datos: ecosistemas de información para una realidad digital

Que los datos son la materia prima, no ya del futuro (como se suele escuchar en tantos foros tecnológicos) sino del presente, es una realidad que deja poco margen a dudas. Las enormes posibilidades que ofrece la aplicación de tecnologías Big Data no han dejado indiferente a ninguno de los grandes jugadores en el panorama de la innovación, pero existe un problema que, hasta ahora, no había tenido consecuencias mayores: los llamados silos de datos, conjuntos de información a los que solo tiene acceso un número limitado de entidades, y que por tanto constituyen una barrera crítica a las técnicas de tratamiento de datos.

Aunque a menudo existen motivos de peso para este aislamiento —cuestiones de seguridad, gobernanza estricta del dato, privacidad, etc. —, a veces el origen del problema está simplemente en la falta de una infraestructura adecuada para una compartición justa y bien controlada de la información. Por ello, en respuesta a estos silos de datos surge una figura contrapuesta, los espacios de datos.

Se trata de un término que engloba dos elementos complementarios: por una parte, el conjunto abstracto de la información compartida por múltiples entidades, y que se pone a disposición —libre o no— de quien lo necesite, facilitando su uso y puesta en valor. Se trata de un espacio al que aportan tanto las entidades que producen la información, como las que la consumen. Por otra parte, el término también hace referencia a esa infraestructura que mencionábamos antes, y que es imprescindible para asegurar la calidad y usabilidad de la información, así como para controlar el correcto acceso a los datos en función del usuario. 

silos de datos

¿Y qué elementos son necesarios para conformar un espacio de datos fiable y eficaz? Resulta complicado definir una fórmula exacta, puesto que los distintos ámbitos de aplicación tendrán necesidades particulares: sin embargo, elementos comunes suelen ser un sistema de verificación de identidad, a menudo gestionado por terceras partes capaces de consultar un registro común; un estándar común e integral de datos, que asegure que independientemente de la naturaleza de la información propiamente dicha, ésta pueda ser comprendida por cualquier entidad participante; y estructuras de acceso e intercambio de datos, como son marketplaces, portales de datos, APIs, y otras utilidades capaces de asegurar una obtención ágil de la información.

En definitiva, se trata de sistemas complejos que sin embargo resultan indispensables para adaptarse a una realidad cada vez mas digital. Desde la Unión Europea se está apostando fuertemente por este tipo de estructuras, con proyectos como i4Trust (en el que FIWARE Space ya participa [https://fiware.space/farm4all-un-piloto-de-digitalizacion-agroganadera-dentro-de-la-iniciativa-i4trust/], y que está realizando ahora su segunda convocatoria) que esperan sentar las bases de una constelación europea de espacios de datos: una red de intercambio de información, que nos permita poner en valor esa materia prima que generamos entre todos.

 

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