Cartas digitales y menús interactivos

 

Seguro que más de una persona se encontró con una sorpresa cuando, de la noche a la mañana, algunos de los restaurantes de comida rápida más famosos de la península incorporaron una carta digital inteligente en sus localizaciones físicas, que ofrecían un sistema de pedido automático. Estos terminales, esencialmente puntos de ventas automatizados, han hecho bastante por agilizar los pedidos, haciendo así honor a la estrategia comercial por excelencia de los establecimientos fast food. Pero esta tecnología no solo beneficia a los restaurantes que ponen la velocidad por delante de la calidad, y ya hay muchos otros negocios hosteleros que experimentan con esta tecnología.

 


Una tecnología con trayectoria

 

Usar las tecnologías digitales para facilitar el trabajo dentro del sector hostelero no es, ni mucho menos, una idea nueva: el uso de ordenadores para gestionar pedidos, comandas e inventario es habitual desde hace décadas, y ya hace bastante tiempo que resulta común que, al sentarnos en un café o restaurante, se nos pregunte qué vamos a tomar con una pda o tablet en la mano. Los beneficios de la digitalización son muchos, y no es de extrañar que el sector adoptase rápidamente este tipo de dispositivo.

 

Digitalización: menos trabajo, más eficiente

 

Así, los menús interactivos y automatizados no son más que la evolución natural de una tecnología que ya lleva mucho tiempo entre nosotros. A las ventajas tradicionales como la facilidad en la toma de comandas y una gestión más ágil del inventario, se le suman una reducción obvia en la carga de trabajo del personal del establecimiento y una mayor facilidad a la hora de explorar opciones y ofertas —todo ello sin renunciar a un trato personal y un servicio de calidad, por supuesto.

 

Ahora, la parte mala:

 

Existen, como no, algunos inconvenientes a esta tecnología: algunos dispositivos pueden llegar a ser bastante voluminosos y costosos (como el antes mencionado caso de los displays interactivos en establecimientos de comida rápida; otros, más pequeños y pensados para colocarse en cada mesa, son vulnerables a la intemperie y a posibles robos; y en ambos casos, la necesidad de interactuar con el menú mediante pantallas táctiles es particularmente problemática de cara a mantener un entorno razonablemente higiénico.

 

Códigos QR: un desarrollo inesperado

 

Este último punto, problemático aún en el caso de los tradicionales menús plastificados, fue uno de los motivos de la proliferación, en plena pandemia, del uso de códigos QR en restaurantes. Analizando este código con una app de móvil, podemos puede acceder a una versión digital de la carta en nuestro propio dispositivo: esto resuelve la mayoría de problemas que hemos mencionado antes; tan solo sería necesario incorporar un cierto grado de interactividad —algo de lo que por ahora carecen la mayoría de cartas digitales implementadas de esta forma.

 

 

 

Carta digital inteligente: aquí para quedarse

 

En definitiva, se trata de una tecnología que, a veces de forma paulatina, a veces a base de saltos inspirados por las causas más inesperadas, ha llegado ya muy lejos. Resulta interesante pensar qué nuevos avances tendrán lugar a partir de ahora; qué innovaciones mejoran un servicio omnipresente en nuestra vida diaria, bien sea facilitando la gestión de puertas para adentro, o mejorando nuestra propia experiencia como comensales.

 

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