Soluciones digitales en la lucha contra catástrofes naturales
Que el calentamiento global es una catástrofe que nos afecta a todos es a estas alturas algo indiscutible. 40 años de estudios exhaustivos han resultado en un verdadero torrente de información sobre sus causas y consecuencias. Entre estas últimas se incluye el empeoramiento de la calidad ambiental, la pérdida de la diversidad ecológica, la subida del nivel del mar, y un aumento en la frecuencia de los eventos meteorológicos extremos, como son las sequías, las olas de frío, o los temporales y consecuentes inundaciones. En conjunto se estima que estos fueron responsables de pérdidas directas de más de 2400 millones de euros en 2019, según datos del observatorio europeo Germanwatch, una cifra que no refleja el impacto económico a largo plazo, la destrucción del entorno natural o las muertes ocasionadas por estos eventos.
Cabe destacar también que, en el contexto de la península, los daños causados por el calentamiento global tienden a recaer especialmente sobre el sector agrícola y las poblaciones rurales, en detrimento de regiones tradicionalmente menos económicamente resilientes. Aun contando con fertilizantes modernos, sistemas de riego inteligente, optimización de los cultivos, y otras ventajas punteras usadas en la agricultura actual, se trata de un sector estrechamente ligado al entorno medioambiental y sus condiciones. Así, la aparición de fenómenos meteorológicos extremos y la inestabilidad climática pueden amenazar gravemente estas actividades clave para el desarrollo económico.
Es por ello que, sobre todo en zonas más vulnerables a este tipo de catástrofes, es importante contar con sistemas de prevención que permitan prever en medida de lo posible los efectos de estos fenómenos climáticos extremos, para poder adoptar políticas y estrategias que minimicen sus consecuencias. Por supuesto, existen muchas medidas de prevención y previsión tradicionales, mediante la monitorización de las condiciones meteorológicas, análisis de riesgos, registros históricos, etc. Los últimos años, sin embargo, han visto la aparición de nuevas técnicas que aprovechan al máximo los recursos tecnológicos a disposición de empresas y administraciones. Gracias una cada vez más avanzada digitalización e implementación, y a la optimización y abaratamiento de los materiales necesarios para producir aplicaciones IoT (Internet de las Cosas), ya resulta posible instalar amplias redes de sensores, actuadores y sistemas de gestión que permiten monitorizar en tiempo real elementos indicativos de estas catástrofes.
Así, las soluciones digitales de prevención de inundaciones se basan en una vigilancia constante de parámetros como el nivel del agua en puntos clave, la variación instantánea del caudal o la intensidad de las precipitaciones. Estos parámetros, provenientes de numerosos puntos de medición, son procesados por un sistema de gestión inteligente que analiza los datos, comparándolos con información meteorológica proporcionada en tiempo real por los servicios correspondientes. Esto permite al sistema emitir las alertas necesarias, y proporcionar un historial estadístico exhaustivo a las entidades responsables: una herramienta extremadamente valiosa a la hora de planificar futuras estrategias de prevención.
También es importante destacar las posibilidades ofrecidas por la digitalización en el área de la prevención de incendios. Mediante la instalación de numerosos puntos de medición, se pueden analizar la composición precisa del aire, buscando así detectar niveles anormales de ciertos componentes clave a la hora de determinar la presencia de posibles focos de incendio. Esto, junto con cámaras de vigilancia situadas en puntos claves del entorno natural (por ejemplo, zonas de gran afluencia turística) y un sistema de gestión integral de la información, permite a la administración presentar una respuesta inmediata; la rapidez de actuación es una de las piezas fundamentales de la lucha contra el fuego, por lo que esta mejora podría suponer un gran avance en la prevención de los más de 3500 incendios que tienen lugar al año en la península.
Como hemos visto, las nuevas tecnologías pueden convertirse en herramientas increíblemente útiles para la lucha contra las consecuencias más directas del calentamiento global. Por suerte, muchas administraciones locales ya han empezado a aplicar estas estrategias (la propia Diputación de Badajoz cuenta ya con dispositivos piloto para la prevención contra incendios e inundaciones) pero, con todavía mucho trabajo por hacer en el ámbito de la sostenibilidad ecológica a nivel estatal, europeo y global, es necesario redoblar nuestros esfuerzos para implementar soluciones como estas, que nos permitan evitar daños inasumibles tanto al entorno natural como a nuestros propios medios de subsistencia.