Que vivimos en la era de la revolución digital es ya algo innegable. Cada día nos trae noticias de un nuevo desarrollo, una nueva innovación, un nuevo invento; en efecto, a menudo es necesario tener un glosario de nuevas tecnologías a mano para entender las últimas tendencias del mundo digital. Por eso, hoy vamos a pararnos a examinar uno de esos paradigmas de la digitalización que cada vez están ganando más popularidad en el mundo de la innovación: los gemelos digitales.
Para comprender mejor lo que es un gemelo digital, es importante entender que en gran medida se trata de una extensión natural de la tecnología IoT, i.e. Internet de las Cosas; recordemos que el Internet de las Cosas no es sino la interconexión de los objetos físicos a través de internet, con las personas pero, sobre todo, entre sí. Esta interconectividad genera, inevitablemente, una enorme cantidad de datos. Un gemelo digital es, básicamente, un modelo abstracto del objeto real construido en gran medida a partir de esos datos – normalmente obtenidos en tiempo real. Un caso típico sería el de un edificio inteligente: la información de sensores de temperatura, humedad, aforo, eventos y usos del espacio, etc., así como actuadores inteligentes como sistemas de climatización o paneles informativos, se combinaría con la información establecida sobre la disposición interior del edificio para proporcionar una imagen precisa, coherente y en tiempo real de cada parte del edificio. Esto permitiría ofrecer servicios integrales, como una regulación inteligente de la climatización o sistemas de guía a través de los paneles informativos.
Esta identificación entre el objeto real y el abstracto tiene dos ventajas fundamentales. Por una parte, proporciona una herramienta eficaz a la hora de enfrentarse a uno de los principales retos del mundo digital actual: la enorme cantidad de datos, de fuentes muy distintas, que deben ser analizados, interpretados y utilizados de forma inteligente. Al asociar estos datos con un modelo sólido y concreto, se consigue facilitar enormemente la gestión de esta información, introduciendo un elemento de coherencia que de otra forma es difícil conseguir. Resulta mucho más intuitivo, por ejemplo, entender qué parámetros están relacionados entre sí y la naturaleza de dichas relaciones. Así, por ejemplo, el gemelo digital de un vehículo proporciona un marco coherente en el que considerar los datos de posición, velocidad, emisiones, etc.
Esta capacidad, a su vez, supone a su vez un impulso importante para otras tecnologías cada vez más asociadas a los gemelos digitales: el uso de la Inteligencia Artificial, y la computación frontera. La primera, obviamente, se beneficiará ampliamente de contar con el ya mencionado marco operacional sobre el cual desarrollar algoritmos de actuación; la segunda, por otra parte, está intrínsecamente ligada al contexto de operación concreto y, por tanto, también se verá favorecida por un modelo de información basado en el contexto físico. En general, el paradigma introducido por los gemelos digitales permite una mayor coordinación y eficiencia en el uso in situ de la tecnología, hasta el punto de que podemos llegar a hablar de ubicaciones, herramientas o incluso ciudades verdaderamente inteligentes.
La otra gran ventaja es quizá un poco más abstracta, pero no por ello menos importante: los gemelos digitales nos permiten entender el mundo digital, sus modelos, conexiones, datos y tendencias, como una extensión o equivalencia del mundo real, obligándolos a considerar la relación entre ambos. Esto se puede considerar un valor añadido a la información de que ya disponemos, o incluso como un aporte a dicha información. Un medio de transporte público exhaustivamente digitalizado, por ejemplo, no es solo una herramienta útil para la planificación de rutas: también nos proporciona, sobre todo al integrarse en el marco de estadísticas y fuentes externas, un punto de vista único sobre el movimiento de las personas en una localidad, el estado de las infraestructuras auxiliares, una radiografía del panorama socioeconómico de la zona, y otros parámetros que no harán sino aumentar en número conforme avance el proceso de digitalización de la población en cuestión.
Es fácil, cuando nos enfrentamos a ese flujo masivo de información que caracteriza al panorama actual de digitalización, olvidar las fuentes físicas de esa información; sin embargo, ahora que el análisis inteligente de estos flujos está cobrando un papel cada vez más importante en la toma de decisiones ejecutivas en todos los ámbitos de la sociedad, es de vital importancia no perder de vista el impacto real de estas. Aunque esta faceta de los gemelos digitales no siempre cobra el protagonismo que merece, es innegable que, bien usados, nos pueden ayudar a asegurar que nuestras políticas supongan una mejora real de las condiciones de la ciudadanía.